¿Tienes la sensación de que tus logros o éxitos han sido cuestión de suerte?, ¿sientes que no eres capaz de realizar ciertos retos o de que no vas a dar la talla en ellos?, ¿crees que no eres lo suficientemente buen@ y que lo que consigues es un fraude?, si tu respuesta es un sí, estas ante el Síndrome de la impostora/impostor.
En esta sociedad en la que nos encontramos las capacidades, habilidades y éxitos personales no se valoran ni se potencian como se debería. La presión por ser “los mejores” académicamente se intercambia por afecto en las familias sin ser conscientes del daño que se origina. Se valora más a los niños por sus notas académicas que por sus valores como personas o quienes son como seres humanos, lo que nos lleva a construir un autoconcepto basado principalmente en logros y comparaciones académicas.
Y cuando somos adultos un día, de repente, sentimos que todo lo que estábamos persiguiendo, ser, lograr o tener ya lo tenemos pero seguimos sintiéndonos vacíos, insatisfechos, inmerecedores, impostores de nuestros propios logros como si estuviéramos engañando a todos aquellos que nos contrataron o valoraron por nuestro buen hacer.
Este Síndrome se define como un malestar emocional asociado al sentimiento de no ser merecedor/a de la posición que se ocupa a nivel laboral académico o social. Las personas exitosas son incapaces de asimilar sus logros, de reconocerlos como suyos, minimizándolos y subestimando sus resultados.
No está considerado como una patología con base clínica, pero agrupa un conjunto de síntomas que pueden causar un importante malestar emocional.
¿Cuáles pueden ser las causas del desarrollo de este Síndrome?:
1. Las dinámicas familiares durante la infancia. Críticas, comparativas y presión de ser exitos@ como moneda de intercambio para ser valorad@, reconocid@ o querid@.
2. Los estereotipos sexuales. La presión social por el éxito y la sensación de abandono del estereotipo de madre, en el caso de las mujeres, es una fuente común de angustia.
3. Un excesivo nivel de autoexigencia y perfeccionismo.
4. Una incorrecta percepción de los términos éxito, fracaso y competencia.
Lo tengo, ¿ahora que hacemos?:
1. Trabaja tu autopercepción. Comprueba si como te ves tu también te ven los demás.
2. Ten claro que el concepto de Merecer está ausente. Valora, celebra y premia tus logros sin dejar que la vergüenza te haga esconderte de ello.
3. Reinterpreta tu sentido de lo que significa logro y éxito. Reeducate, ajusta de forma realista estos términos.
4. Observa cuántos “Tengo que” o “Debo de” emites y te dices todo el tiempo. Recuerda que esas palabras están asociadas al concepto de obligación más que con el concepto de intención o querer.
5. Incluye creencias potenciadoras o positivas sobre ti en tu día a día. Contrarresta las frases limitantes que te dices.